La psicología es una profesión que puede sentirse muy solitaria. Es cierto que todo el rato estamos en consulta acompañados de personas que sufren y confían en nosotros para resolver sus problemas. Pero, a la hora de la verdad, a la hora de tomar decisiones, nos encontramos solos durante todo el proceso (sobre todo si no tienes la suerte de contar con un equipo). Y, como te podrás imaginar, es una responsabilidad grande.
La supervisión puede ser el recurso perfecto para que tengas tu espacio como profesional donde poder resolver las dudas que vengan a tu cabeza durante las sesiones: ¿lo estaré haciendo bien?, ¿cómo puedo mejorar?, ¿estaré aplicando la técnica correcta?, ¿a este caso debería darle otro enfoque?, ¿por qué cuento con las tasas de éxito, fracaso o abandono que tengo?
Sentirte acompañado durante las sesiones, así como poder resolver tus propias inquietudes, son el motor de la supervisión, donde tú y yo nos pondremos codo con codo a trabajar sobre tus casos y tus preocupaciones, hablar de cómo hacer crecer tu consulta, de la importancia de tener una presencia en internet y redes sociales, de cuál es tu modelo terapéutico o de cómo hacerte un profesional aún más eficaz, todo ello de una manera estructurada, aunque flexible, para que el crecimiento sea al ritmo que necesites.
¿Qué me dices? ¿Comenzamos?